Sobre violar los principios narrativos

Al contrario de muchos escritores que consideran que aprender las técnicas narrativas es una pérdida de tiempo, o que sólo se aprenden escribiendo, yo me he dedicado durante años a absorber y recopilar los principios que docenas de instructores magníficos han recogido en sus libros. Las técnicas que para mí tenían sentido las añadía a un manual que sigo durante cada fase para construir una historia. Sin embargo, durante el proceso de escribir las siete historias que he publicado o estoy en proceso de publicar, que consisten en seis novelas cortas repartidas en dos libros y además una novela, he necesitado violar las recomendaciones para que esas historias funcionaran como las necesitaba. Creo que se debe a que esos siete relatos emergieron de mi subconsciente partiendo de dilemas que me preocupaban, y de la misma manera que mi mente resulta incapaz de solucionarlos, no puedo moldearlos del todo mediante los principios de la narrativa. Pero las técnicas que he aprendido me han servido para sostener los relatos a pesar de los riesgos que cada uno de ellos me había exigido tomar. Por ejemplo:

En Los reinos de brea, una colección de tres novelas cortas:

  • En la primera historia, Pintura, Siobhan, un personaje ajeno al narrador, ejerce el rol de protagonista. Siobhan se enfrenta al mundo que la rodea mientras el narrador intenta obstaculizarla. Sólo al final de la historia descubrimos todos los aspectos de la motivación del narrador, y hasta entonces compartimos en parte la confusión de la protagonista. Creo que molestará a bastantes lectores, pero considero que encaja con la historia.
  • En la segunda historia, La ciudad ahogada, el dilema temático requería que yo contrastara cómo al protagonista lo asquea la vida urbana falta de esperanza, en contraposición a la naturaleza que encuentra. La descripción podría atragantársele a alguno. Además, la protagonista femenina viola bastantes criterios sobre cómo construir un personaje. A menudo se comunica mediante non sequiturs, y en algunos momentos abandona una mudez y dejadez animal para mostrarse lúcida y consciente de la realidad. Me pareció importante generar esa contradicción en el lector para enfatizar la temática basada en la obsesión. Gran parte de la relación que el protagonista establece con esa mujer transcurre en su cabeza, mientras que se le escapa la realidad fundamental del ser en carne y hueso.
  • En la tercera historia, Sonríe, me basé en un dilema que me ha preocupado durante años: ¿es mejor dar la espalda al dolor del mundo para confiar en tus semejantes, aunque debas engañarte, o es preferible enfrentar el abismo, la fealdad de la existencia, aunque te traumatice? Algunos de los pasajes invitan al lector a mirar a otro lado. Dudo que se trate de un plan de negocio lucrativo. Además, el lector experimenta la historia a través de un protagonista que se cuece en una ira que para muchos resultará inaguantable, y algunas de sus conversaciones derivan a monólogos, dado que el protagonista ha encontrado por primera vez alguien que podría entender su situación peculiar, aunque ese alguien se trate de un psicópata. Sé que las decisiones que tomé para esta historia molestan a algunos lectores, porque varias personas han dejado de hablarme después de leerla.

En el segundo libro todavía sin publicar, Los dominios del emperador búho, una colección con otras tres novelas cortas:

  • En la primera historia, Impulsos neurales, la trama se divide en dos partes muy diferenciadas gracias a un punto de inflexión cataclísmico, mucho más fuerte que en las otras historias que he escrito. No lo anticipé mientras componía la estructura, pero salió así. La primera parte consiste en la misión que la protagonista y dos de sus colegas siguen, y en la segunda parte la protagonista sufre las consecuencias. El tono y el decorado cambian por completo. Además, los lectores vivirán a través de la paranoia extrema de la protagonista.
  • En la segunda historia, El emperador búho, experimentamos la trama a través de una protagonista cuya mente, debido a su situación doméstica, entra y sale de una psicosis que en el transcurso de la historia incluso empeora. Sus decisiones vulneran en algunos casos lo que podría esperarse de un protagonista, dado que experimenta otra realidad, pero espero que los lectores puedan empatizar con ella.
  • En la tercera historia, Basura en una cuneta, opté por un protagonista extremadamente solitario, traumatizado y que ha renunciado a la vida. Cuando al final del primer acto el protagonista comete un crimen por accidente, en vez de lanzarse a la aventura, su voluntad de pasar lo más desapercibido posible lleva a que su objetivo durante gran parte de la historia consista en intentar continuar con su vida normal. En términos narrativos se podría decir que rechaza la llamada a la aventura. El entorno en el que vive, además de los personajes que pululan por ahí, obstaculizan su propósito con unas intromisiones que dificultan más y más que el protagonista ignore lo que esconde. Además, muchos lectores rechazan a los narradores que se cuecen en su propia miseria, y muchos instructores hasta recomiendan descartar esa clase de protagonistas. Aunque yo me identifico con ellos, admito que cuánto se odia el protagonista y cómo tiende hacia autodestruirse podría abrumar a muchos lectores.

Para la novela que escribo ahora he necesitado doblar los principios narrativos de unas maneras que no había anticipado. La he dividido en cinco capítulos. Durante el segundo, ambos protagonistas trabajan en una historia delirante, una novela dentro de una novela. Podría haber dejado el contenido a la imaginación de los lectores, pero quería involucrarlos, así que reflejo las escenas comprimidas y entrelazadas con los esfuerzos de los protagonistas por evitar que ese proyecto destroce sus vidas. Sigo trabajando en el borrador de ese acto. Ya sé que contendrá al menos el doble de palabras que el resto de capítulos, o quizá el triple. Eso viola la recomendación de equilibrar el peso de los capítulos, pero no tenía sentido repartir el contenido de la subnovela por el resto de la historia. Además, el punto de inflexión de esta historia la hace resbalar dentro de otro género literario. Aunque tiene sentido, y lo preparo con mucho foreshadowing, imagino que podría molestar a bastantes lectores.

Cuando descubres que necesitas violar ciertos principios de la narrativa, más vale que lo equilibres fortaleciendo cuanto puedas el resto de los elementos de esa historia. Asegúrate de que ofrecerás a los lectores una trama guiada por unos personajes interesantes que intentan solucionar un problema complejo que se complica progresivamente.

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