Sobre cómo garantizar la necesidad de cada punto argumental

Reorganizaba una sección de mi manual de narrativa, que he compuesto durante años de leer libros del tema y mediante mi naturaleza INTJ que necesita reducir todo a sistemas, cuando se me ha ocurrido que podría compartir algunas de esas secciones como artículos en el blog. Supongo que después de publicar mi tercer libro sacaré unos cuantos de narrativa.

Cuando necesito procesar cada punto argumental, para asegurarme de que encaja en la narración lo someto a la siguiente batería de preguntas.

 

Prioritario

  • ¿Por qué lo necesita la narración?
  • ¿Revela algo esencial sobre los personajes y/o el argumento que necesitamos para entender lo que pasa?
  • ¿Avanza la trama y revela a los personajes implicados a través de sus reacciones emocionales?
  • ¿Puede el protagonista negarse a involucrarse sin repercusiones significativas? En ese caso, el punto argumental carece de importancia y de urgencia.

Trama

  • General
    • Si descartases este punto argumental, ¿algún evento que ocurriera posteriormente cambiaría? En caso negativo, considera prescindir de este evento.
    • ¿Tiene suficiente relación con el problema principal con el que el protagonista ha batallado desde el principio?
  • Riesgo
    • ¿El grado de riesgo que alguno de los personajes involucrados corre justifica que la escena exista?
  • Impacto
    • ¿Cómo representa una crisis más o menos grande para algún personaje importante, forzándolo a decidir para superarla?
  • Progresión
    • ¿Contribuye a la complicación progresiva de la trama?

Dilema temático

  • ¿Cómo altera este punto argumental el balance del dilema temático? Si no lo afecta, considera descartar el evento.

Personajes

  • General
    • ¿Es necesario para que tus personajes logren su objetivo final?
  • Arco del protagonista
    • ¿Contribuye a desarrollar al protagonista, bien empujándolo hacia que cambie o como argumento para justificar que nunca cambiará?
    • ¿Se trata de un problema capaz de desafiar al protagonista de una manera significativa y quizá hasta dolorosa?
    • ¿Necesita el protagonista enfrentarse a este conflicto para superar su problema personal? En caso contrario, quizá este punto argumental sobre.

Expectaciones

  • Considera el punto argumental que produjo éste. ¿Has imaginado una consecuencia obvia? En ese caso, imagina otro.
  • ¿Cómo podrías construir una escena sorprendente para este punto argumental? Si no puedes, considera saltarlo aunque tenga mucho potencial dramático.

Impacto

  • Si el valor emocional de este punto argumental es bajo, considera descartarlo.

Sobre violar los principios narrativos

Al contrario de muchos escritores que consideran que aprender las técnicas narrativas es una pérdida de tiempo, o que sólo se aprenden escribiendo, yo me he dedicado durante años a absorber y recopilar los principios que docenas de instructores magníficos han recogido en sus libros. Las técnicas que para mí tenían sentido las añadía a un manual que sigo durante cada fase para construir una historia. Sin embargo, durante el proceso de escribir las siete historias que he publicado o estoy en proceso de publicar, que consisten en seis novelas cortas repartidas en dos libros y además una novela, he necesitado violar las recomendaciones para que esas historias funcionaran como las necesitaba. Creo que se debe a que esos siete relatos emergieron de mi subconsciente partiendo de dilemas que me preocupaban, y de la misma manera que mi mente resulta incapaz de solucionarlos, no puedo moldearlos del todo mediante los principios de la narrativa. Pero las técnicas que he aprendido me han servido para sostener los relatos a pesar de los riesgos que cada uno de ellos me había exigido tomar. Por ejemplo:

En Los reinos de brea, una colección de tres novelas cortas:

  • En la primera historia, Pintura, Siobhan, un personaje ajeno al narrador, ejerce el rol de protagonista. Siobhan se enfrenta al mundo que la rodea mientras el narrador intenta obstaculizarla. Sólo al final de la historia descubrimos todos los aspectos de la motivación del narrador, y hasta entonces compartimos en parte la confusión de la protagonista. Creo que molestará a bastantes lectores, pero considero que encaja con la historia.
  • En la segunda historia, La ciudad ahogada, el dilema temático requería que yo contrastara cómo al protagonista lo asquea la vida urbana falta de esperanza, en contraposición a la naturaleza que encuentra. La descripción podría atragantársele a alguno. Además, la protagonista femenina viola bastantes criterios sobre cómo construir un personaje. A menudo se comunica mediante non sequiturs, y en algunos momentos abandona una mudez y dejadez animal para mostrarse lúcida y consciente de la realidad. Me pareció importante generar esa contradicción en el lector para enfatizar la temática basada en la obsesión. Gran parte de la relación que el protagonista establece con esa mujer transcurre en su cabeza, mientras que se le escapa la realidad fundamental del ser en carne y hueso.
  • En la tercera historia, Sonríe, me basé en un dilema que me ha preocupado durante años: ¿es mejor dar la espalda al dolor del mundo para confiar en tus semejantes, aunque debas engañarte, o es preferible enfrentar el abismo, la fealdad de la existencia, aunque te traumatice? Algunos de los pasajes invitan al lector a mirar a otro lado. Dudo que se trate de un plan de negocio lucrativo. Además, el lector experimenta la historia a través de un protagonista que se cuece en una ira que para muchos resultará inaguantable, y algunas de sus conversaciones derivan a monólogos, dado que el protagonista ha encontrado por primera vez alguien que podría entender su situación peculiar, aunque ese alguien se trate de un psicópata. Sé que las decisiones que tomé para esta historia molestan a algunos lectores, porque varias personas han dejado de hablarme después de leerla.

En el segundo libro todavía sin publicar, Los dominios del emperador búho, una colección con otras tres novelas cortas:

  • En la primera historia, Impulsos neurales, la trama se divide en dos partes muy diferenciadas gracias a un punto de inflexión cataclísmico, mucho más fuerte que en las otras historias que he escrito. No lo anticipé mientras componía la estructura, pero salió así. La primera parte consiste en la misión que la protagonista y dos de sus colegas siguen, y en la segunda parte la protagonista sufre las consecuencias. El tono y el decorado cambian por completo. Además, los lectores vivirán a través de la paranoia extrema de la protagonista.
  • En la segunda historia, El emperador búho, experimentamos la trama a través de una protagonista cuya mente, debido a su situación doméstica, entra y sale de una psicosis que en el transcurso de la historia incluso empeora. Sus decisiones vulneran en algunos casos lo que podría esperarse de un protagonista, dado que experimenta otra realidad, pero espero que los lectores puedan empatizar con ella.
  • En la tercera historia, Basura en una cuneta, opté por un protagonista extremadamente solitario, traumatizado y que ha renunciado a la vida. Cuando al final del primer acto el protagonista comete un crimen por accidente, en vez de lanzarse a la aventura, su voluntad de pasar lo más desapercibido posible lleva a que su objetivo durante gran parte de la historia consista en intentar continuar con su vida normal. En términos narrativos se podría decir que rechaza la llamada a la aventura. El entorno en el que vive, además de los personajes que pululan por ahí, obstaculizan su propósito con unas intromisiones que dificultan más y más que el protagonista ignore lo que esconde. Además, muchos lectores rechazan a los narradores que se cuecen en su propia miseria, y muchos instructores hasta recomiendan descartar esa clase de protagonistas. Aunque yo me identifico con ellos, admito que cuánto se odia el protagonista y cómo tiende hacia autodestruirse podría abrumar a muchos lectores.

Para la novela que escribo ahora he necesitado doblar los principios narrativos de unas maneras que no había anticipado. La he dividido en cinco capítulos. Durante el segundo, ambos protagonistas trabajan en una historia delirante, una novela dentro de una novela. Podría haber dejado el contenido a la imaginación de los lectores, pero quería involucrarlos, así que reflejo las escenas comprimidas y entrelazadas con los esfuerzos de los protagonistas por evitar que ese proyecto destroce sus vidas. Sigo trabajando en el borrador de ese acto. Ya sé que contendrá al menos el doble de palabras que el resto de capítulos, o quizá el triple. Eso viola la recomendación de equilibrar el peso de los capítulos, pero no tenía sentido repartir el contenido de la subnovela por el resto de la historia. Además, el punto de inflexión de esta historia la hace resbalar dentro de otro género literario. Aunque tiene sentido, y lo preparo con mucho foreshadowing, imagino que podría molestar a bastantes lectores.

Cuando descubres que necesitas violar ciertos principios de la narrativa, más vale que lo equilibres fortaleciendo cuanto puedas el resto de los elementos de esa historia. Asegúrate de que ofrecerás a los lectores una trama guiada por unos personajes interesantes que intentan solucionar un problema complejo que se complica progresivamente.

Sobre el proceso creativo (20/03/18)

Ahora que he publicado mi primer libro y que pretendo que un montón de extraños lo compren y lean, me conviene transparentar mi proceso creativo.

En un principio escribí las seis novelas cortas que componen Los reinos de breaLos dominios del emperador búho para que formasen parte de un mismo libro, pero la longitud final lo impidió. El primer libro acabó con cerca de 73.000 palabras, y el segundo con unas 110.000. Acabé de revisar esas novelas cortas hará más de seis meses. He ocupado este periodo rematando la estructura de la primera novela que publicaré, y escribiendo el borrador. Dada la premisa peculiar y la lista de las escenas que he decidido, el resultado final superará el doble de la longitud media de una novela, así que más de 650 páginas. Dudo mucho que vaya a conseguir reducir ese número durante el proceso de revisión. Además, esta novela presenta unas peculiaridades que me han forzado a replantearme cómo estructurar la historia, aparte del orden en el que escribiré los borradores.

Para Los reinos de breaLos dominios del emperador búho escribí una escena tras otra. Acababa un borrador y lo convertía en una primera revisión. Cuando contaba con la primera revisión de todas las escenas, me dedicaba a la maratón de revisar la historia de principio a fin una y otra vez, borrando algunas frases y fortaleciendo las restantes, hasta que el conjunto me contentaba. Ambos libros requirieron unas diez revisiones. En la novela en la que trabajo ahora, dos de los personajes principales intentan escribir una novela. Empiezan revisando lo que uno de los personajes había escrito antes de encontrarse, y luego trabajan en el resto. Ese proceso abarca el segundo acto de cinco en la novela “superior”. Otros escritores podrían decidir dejar el contenido de esa subnovela a la imaginación, que el lector asumiera que la novela es buena si el escritor lo dice. Pero mis personajes escriben la novela que yo empecé a escribir hace bastantes años, un proyecto larguísimo y absurdo que abandoné por motivos prácticos, aunque seguía pensando que debía acabarlo. Lo absurdo de su planteamiento, y la tarea titánica que implicaba acabarla y conseguir que los demás la leyeran, además de los procesos psicológicos que llevaron a su concepción en un primer lugar, se me antojan ahora más interesantes. Pretendo explorar con mis personajes y sus circunstancias los abismos de la obsesión, la enfermedad mental, la alienación y la soledad. Hace años abandoné la historia sabiendo todo lo que contendría, lo que me ofrece la ventaja de usarlo en esta novela. A través de la narración del protagonista puedo abordar ese proceso y la novela de manera más objetiva, como por primera vez, y desde una versión de mí que comete diferentes errores.

Escribir historias te enfrenta a diario con lo falible que es la mente humana. Ahondar en aquella novela abandonada me ha forzado a encarar cientos de decisiones que ahora considero erróneas. Muchos fragmentos que me gustaban ahora los considero pésimos. Me asusta haber cambiado tanto desde ese 2011-2012.

La vida de los personajes principales de la novela actual y el contenido de la novela que escriben funcionan casi como tramas paralelas. Para evitar perder el juicio, durante este segundo acto de cinco, que describe el contenido de la subnovela, he escrito primero el borrador de la trama contemporánea, en la que los personajes principales pelean por mantener sus vidas en orden mientras trabajan en la historia. Cuando he compuesto una primera revisión de ese borrador, escribo otro borrador independiente relativo al acto de la subnovela con la que los personajes trabajaban. La primera revisión de ese borrador la fragmento e intercalo en la revisión de la trama contemporánea donde corresponda. Desconozco si la versión final de esta novela funcionará, por mucho que yo necesite escribirla, o si podría interesar a mucha gente. Nunca he pretendido ser un empresario competente. Aunque la trama incluya muchos otros aspectos, al lector debería interesarle el proceso creativo, o al menos el trabajar en equipo para lograr un objetivo profesional, como si se tratara de una película deportiva. Así que en parte considero que experimento.

Durante los cursos de escritura a los que acudí entregué fragmentos de las novelas cortas que componen Los reinos de breaLos dominios del emperador búho. Me forzó a enfrentar cómo diferían los gustos de unas pocas docenas de personas. A algunos las motivaciones de mis personajes les resultaban opacas o hasta erróneas, mientras que otros se identificaban. No se puede contentar a todos, y primero pretendo contentarme a mí mismo, pero muchos de los lectores coincidieron en que les gustaba la descripción menos que a mí. Quizá los lectores de Los reinos de brea, si comparten sus impresiones en Amazon o Goodreads, me sorprendan, aunque primero deberán digerir el contenido, que a varios de mis lectores se les ha atragantado. Con respecto a la descripción, he absorbido esa lección. Aunque para esta novela he hecho scouting de los sitios en los que transcurren las escenas, he pasado de describir salvo esos aspectos del escenario involucrados en las acciones de los personajes. Cuando haya acabado la segunda o tercera revisión de esta novela, algo que con suerte pasará a principios del año que viene, consideraré todas las partes que se beneficiarán de detalles específicos sobre el escenario.

También será un reto filtrar el contenido de la subnovela. He descartado enseñarlo tal como aparecía en la novela original, así que hasta cierto punto se trata de una sinopsis que el narrador relata, pero también necesitaré decidir de qué elementos de cada escena podré prescindir, a riesgo de que la novela superior acabase superando con creces las 650 páginas.

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